En este diario donde recojo, en formo breve y un tanto aleatoria mente, aquellas cosas que veo, leo o pienso hoy le toca el turno a una curiosidad que acabo de leer en el libro Storia del giardino e del paesaggio de Luigi Zangheri.
Sabemos que en los jardines manieristas y barrocos, los autómatas eran elementos muy al gusto de la época. También sabemos que los soberanos y nobles europeos contrataban a arquitectos y jardineros de otros países para la realización de los jardines de sus palacios y fincas. No es de extrañar que Felipe IV de España contratara en 1626 a Cosimo Lotti junto a un ayudante y a dos jardineros del Boboli para trabajar en sus jardines.
Lotti era un experto, entre otras cosas, en la construcción de autómatas que había realizado ya en el Pratolino. Para el rey Felipe presentó un proyecto de autómatas para un jardín esañol.
El proyecto consistía en una figura femenina bellamente ataviada que recibía a los visitantes a la puerta del jardín, le alargaba la mano y lo acompañaba unos pasos hasta llevarlo hacia otro grupo de autómatas, uno de los cuales le ofrecía el agua que manaba de una fuente. Justo cuando el visitante iba a beber de la fuente dejaba de manar agua para convertirse en vino. Cuando se retiraba, el vino volvía a convertirse en agua.
No parece que se llegaran a construir pero Lotti si que trabajó en los jardines del Buen Retiro donde realizó una gruta y juegos de agua.
Sabemos que en los jardines manieristas y barrocos, los autómatas eran elementos muy al gusto de la época. También sabemos que los soberanos y nobles europeos contrataban a arquitectos y jardineros de otros países para la realización de los jardines de sus palacios y fincas. No es de extrañar que Felipe IV de España contratara en 1626 a Cosimo Lotti junto a un ayudante y a dos jardineros del Boboli para trabajar en sus jardines.
Lotti era un experto, entre otras cosas, en la construcción de autómatas que había realizado ya en el Pratolino. Para el rey Felipe presentó un proyecto de autómatas para un jardín esañol.
El proyecto consistía en una figura femenina bellamente ataviada que recibía a los visitantes a la puerta del jardín, le alargaba la mano y lo acompañaba unos pasos hasta llevarlo hacia otro grupo de autómatas, uno de los cuales le ofrecía el agua que manaba de una fuente. Justo cuando el visitante iba a beber de la fuente dejaba de manar agua para convertirse en vino. Cuando se retiraba, el vino volvía a convertirse en agua.
No parece que se llegaran a construir pero Lotti si que trabajó en los jardines del Buen Retiro donde realizó una gruta y juegos de agua.
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1 comentario:
Buen articulo me gusta el mantenimiento de plantas en viveros y centros de jardinería, y estoy por realizar este ciclo formativo actividades auxiliares en viveros, jardines y centros de jardinería, y me gustaría saber ¿si recomiendan estudiar en esta modalidad?
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